El bendito arte de ser juzgados
Resulta que estábamos escuchando historias interesantes en torno a la injerencia que sigue teniendo la sociedad en algunas de nuestras decisiones involuntarias. Sí, suele pasar que por más que nos declaremos estar en contra del sistema, caemos una y otra vez en ciertas imposiciones que la gente misma, por seguir patrones de poco progreso, nos quiere hacer accedammos.
Bien decía nuestro buen Hassy... necesitamos desaprender algunas cositas. El día que mandemos todo a la fregada seremos realmente libres, ¿para qué nos preocupemos por lo que piensen? ¿acaso te mantienen? ¿será que te amenazan con no volverte a hablar? ¿quiénes son los inmaduros, realmente?
¿Algún ejemplo que nos quieras compartir?
Comentarios
Publicar un comentario